Llegados a ese punto... ¿qué se supone que haces? Te enfadas, lloras, pides expliaciones, te pones a la defensiva. Todo eso a la vez, o nada quizás, a ti simplemente te ha sentado mal, muy mal.
Bien, pues el tema se pone aún mejor cuando, tras decir aquella cosa que sienta mal, la persona que ha dicho aquella cosa que ha sentado mal, está en un plan que contradice completamente a la cosa que ha sentado mal.
Volvemos a lo mismo. Llegados a este punto... ¿qué se supone que haces? Te pegas de chocazos contra la pared, le pegas hasta cansarte, te resignas, te ríes, lloras.
Pues bien, nada de eso sea quizás la mejor solución.
Paciencia, paciencia y más paciencia. No todos tenemos todos los días buenos, ni todos decimos las cosas tal y como queremos decirlas, ni a todos nos apetece todo en todo momento.