Sobre el río teñido de colores, junto al candado que alguna pareja enamorada colgó de la reja del puente, abrazados. Así, así querría quedarse ella para siempre. Así, como en aquellos 20 minutos en los que lo único que exitía era él, el río y los fuegos. Poco importaba que media ciudad les rodease, poco, quizás nada, a ella eso le daba igual.
Sus ojos brillaban con cada color lanzado a la noche. Sus ojos y los fuegos, los fuegos y sus ojos ...
De pronto él la apretó con fuerza, como queriéndola retener lo máximo posible junto a él, como queriendo impedir que se le escapase, como temiendo que se fuese de su lado.
20. 20 minutos en los que lo único que existía era él, el río y los fuegos. Él.
"Los fuegos artificiales son la mayor pamplina del mundo, pero es la pamplina que más gusta, aparte de ti". |
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario