¿Quién no ha sido, o es, adicto? Y no hablo de ser adicto a algo, sino ser adicto a alguien. Incluso, me atrevería a decir que, ser adicto a alguien, es peor que ser adicto a algo.
Piénsenlo, es peor. Ser adicto a alguien te hace adicto a muchos algos. Besos, miradas, caricias, charlas... Aunque lo peor aún es que ni siquiera luchamos por dejar el vicio, nos encanta ser adictos a la adicción.
Y es que llega un momento en la vida de toda persona, en el que pasa. No sabes ni cómo, ni en qué momento, ni porqué. Pero pasa.
+ Eres como una droga para mí. Has marcado un antes y un después, y lo peor es que quiero más. Me estoy volviendo adicto a ti.
- Yo también quiero más de ti otra vez, no me voy de aquí sin besarte, aunque sólo sea una vez más.
Adicción.
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