Vengo aquí a decirte lo que no me atrevo a decirte en persona (aunque el concepto 'en persona' sea tan relativo como el tiempo o la distancia). Vengo aquí a darte las gracias, a pesar de que no las pidas, ni las aceptes, ni sean nunca suficientes. Vengo aquí a decirte lo que hablando no puedo. Vengo aquí a decirte que no olvido, que recuerdo, y que sonrío. Vengo aquí a decirte que la vida sigue. Vengo aquí a decirte que jamás te engañé. Vengo aquí a recordarte la palabra 'casualidad'; casualidad de ese día, ese lugar, tú y yo; casualidad de este momento, de caminos distintos, sin ti y sin mí. Vengo aquí a decirte que sigo siendo tal y como me conociste, pero con una experiencia más en mi bolsillo. Vengo aquí a decirte que el tiempo (sí, esa cosa tan relativa como la distancia y las personas) pasa, y con él, todos nosotros pasamos; pasamos a un nuevo escalón, a una nueva parada, a una nueva distancia, a un nuevo tiempo, a unas nuevas personas.
Vengo aquí a decirte, sin decirte nada.
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