
De pronto, justo ahí, en ese maravilloso momento, volviste la cabeza, me miraste. Yo te miraba también, ¿cómo no iba a hacerlo? ...
Se cruzaron nuestras miradas y sonreímos. Fue tan sólo un momento, un segundo, un instante ... el tiempo suficiente para comprenderlo todo. No hizo falta nada más, mi mente contestó a la pregunta no formulada ... Sí. "
No hay comentarios:
Publicar un comentario